El zarpazo
Un parroquiano de la Chacarita
me confirma: “Los recursos jubilatorios están a la orden de la
corrupción sistémica”.
Según la TGC, la ignorancia
interpretativa puede crear falsas expectativas
económicas.
Nuestra democracia
de acción y pensamiento nos está
permitiendo ver la falta de claridad,
en los manejos económicos, aumentando la idea del endeudamiento público, tal vez para disimular una estabilidad monetaria y cierto bienestar,
por un tiempo. Un procedimiento y receta,
muy común en Latinoamérica, que una
vez pasado el efecto promesa, ante
la gente, se carga a espaldas de todos los intereses
y gastos de tales empréstitos
gigantescos e innecesarios.
Garantías para el
trabajo
Los recursos
jubilatorios deben tener la más absoluta
seguridad al ser usados, y la simple idea de ver la cantidad, para salvar apuros económicos, potenciando promesas, hoy, ya no le convencía ni a los trabajadores
ni a los empleadores privados, tan responsables como el Estado, de la salud y sostenibilidad de esta caja.
Con apetencia en los manejos
públicos, se pretende dejar de lado la interpretación correcta de la propia
Carta Magna, en la cuestión
planteada.
Reconocimiento
expreso
“Estamos tocando fondo...”, afirmaba un senador, al
referirse a las finanzas públicas,
al pretender crear “recursos” para solucionar apuros en el manejo del bien
común y los intereses sociales, un tanto expuestos a la aventura.
La inestabilidad se va acentuando, hoy aparece la posibilidad del tan mentado nuevo vendaval
de promesas politiqueras, pero ya comienzan a pedir sus réditos económicos
por adelantado, intentando taponar zarpazos, con los recursos jubilatorios de
los trabajadores.
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