De estabilidad a
temblor provocado
Un parroquiano de Cateura me dice: “Gracias a la corrupción sistémica estamos en la cuerda floja en el país”.
Según la TGC, la
ignorancia es el caballito de toda corrupción.
Nuestra democracia en libertad de acción y pensamiento de a
poco va logrando hacer comprender a la gente, sobre la importancia de participar en disenso; único camino de
verdad, para hallar las tan mentadas justicia y
equidad.
“Los chicos listos siguen en el intento de lograr el famoso “rekutu”:
¡Da gusto luego hacer política sin otra responsabilidad, más que presentar
obras públicas y exhortar directamente para torcer la Constitución! Todo con tal de seguir usufructuando negocios del Estado”, protestaba el
honorable ciudadano.
Autonomía de la
voluntad
Pero esto es democracia en el subdesarrollo, nadie toma a la
política como herramienta de mejoría
real; el manual de instrucciones, trae las soluciones bajo el brazo, para
ponerlas a nombre de las instituciones
y de los votos, de todos los ciudadanos creyentes en la vida pública y la economía.
Al haber compra de conciencia hasta en los más altos niveles
dirigenciales, se mezcla el estado
de necesidad con la ideología parcial,
para disfrazarlo de política social.
Si el hombre no se propone a conducir, estará siempre a la
espera de daños irreparables,
causados por los abandonos de los más vulnerables de la sociedad. Nuestros
hermanos originarios, siguen perdiendo hasta la vida, al pretender cruzar
arroyos en cuerda floja. “Mientras, siempre hay un ministerio muy eficiente en torno a Asunción, donde hay vista y
visita del exterior, que dejarán rédito
en las cotizaciones”, insistía ofuscado el ciudadano.
La corrupción sistémica deja en la cuerda floja a la sociedad, es hora de sacudirse, a favor
de la claridad, la libertad y la virtud
humanas, buscando superar la ignorancia
en cualquier grado.
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