Ciencia y sociedad
Un parroquiano de Pilar plantea: “¿Cómo estudiar algo tan conocido por todos, como lo es la corrupción
sistémica?”.
Según la TGC, la
ciencia es el conocimiento intelectual
de algún hecho repetitivo en la sociedad o el mundo.
Al tener una teoría
general de la corrupción, esta claridad, libertad y virtud puede ser
utilizada para enseñar una ciencia, ya que la corrupción sistémica se encuentra
repetitiva y constantemente presente en todo el quehacer social, político y
principalmente, jurídico.
Por eso la mejor forma de saber es justamente conociendo las
distintas manifestaciones del flagelo, con criterio
objetivo, superando definitivamente el subjetivismo,
en el tratamiento de esta cuestión
universal.
Concepto de
corrupción
Si toda corrupción equivale a poder sobre ignorancia, estamos obligados a buscar la exactitud del
porqué de este triángulo, del cual ninguna sociedad puede apartarse, en su
organización y ejecución.
Si el poder es sinónimo de política, elemento
número uno en todo sistema de corrupción
—decía preocupado el demócrata pilarense —asusta
la claridad de este principio de ciencia,
porque ataca la propia estructura de los Estados.
Indudablemente que nuestro país está asustado, ante la
realidad del tratamiento requerido
para superar el problema, obstaculizando el acceso de la mayoría de la gente a
este conocimiento, obligando a
seguir cayendo en la ignorancia.
Acción necesaria
Existen sobradas condiciones para enseñar a la ciudadanía,
sobre cómo se puede combatir con éxito
este flagelo de carácter local e
internacional, a través del proceso
que denominamos curación social.
Este proceso debe ir superando a la ideología parcial, caballito de la ignorancia, que utilizando a la ley misma, sirve a intereses de grupos
de poder, no al bien común.
Pero insistimos, no se puede combatir un sistema estructurado, desconociendo los
procesos de lo que llamamos principio de
ciencia.