Democratización del
flagelo
Un parroquiano de Ca'aguazú me dice: “Si el poder ejecuta la corrupción sistémica, ¿dónde queda la
famosa idea de bajar los niveles del flagelo?”.
Según la TGC, la ignorancia en movimiento cumple la
función de ocultar los actos, hechos o
prácticas del poder, cuando se inserta en el marco de un sistema corrupto.
Ahora bien, una democracia
de verdad, con libertad de acción y
pensamiento, otorga la oportunidad de analizar esta situación en la vida de la
administración estatal.
Concepto de poder
El poder es la facultad,
tanto privada como pública, de realizar acciones y tomar decisiones, que
afectan a cierta generalidad de personas. En el primer caso es subjetivo, de toda persona; y en el
segundo, constituye el poder público,
como administrador del estado.
La costumbre de cualquier gobernante, al tomar el poder de
su país, suele ser prometer bajar la
corrupción. Pero cuando empieza a formar parte de la estructura, y con el
mínimo recorrido, aparecen los actos, hechos y prácticas de corrupción
sistémica que, de a poco, lo van envolviendo. Así es como se dominan las instituciones, y se
pervierte el poder mismo en sociedad, poniendo el ejercicio del poder al
servicio de lo económico, olvidando la verdadera
función del Estado, cual es equilibrar el buen vivir de la población.
“Aquí nadie reconoce valores ni conocimiento alguno”,
repetía el ciudadano preocupado.
Esto ocurre tal vez por la falta de promoción, en la dirigencia, ya sea para la ciencia, la política o el deporte,
relegando entonces a los más necesitados.
Ignorancia en el
poder
La ignorancia en
movimiento puede mostrar progreso para una minoría, que tiene el servicio del
gobierno actual, robusteciendo la corrupción
sistémica en perjuicio de la mayoría de la población desprotegida: pueblos originarios, campesinos, jóvenes y
niños.
Esta realidad en el espectro social, asusta y disminuye
aún más el interés de la población para concretar la solución del problema.
“Las campañas llenas de promesas vacías,
fomentó la corrupción a los cuatro vientos de la República”, afirmaba el ca’aguaceño.
Si la corrupción es la madre
del poder y del derecho, la simple nominación, evocativa, sigue en auge
entre los gobernantes, ya que la ignorancia
es el caballito del poder: una regla universal, que solo puede ser vencida
con claridad, libertad y virtud a
nivel nacional.