El fluido
político-estructural
Un parroquiano de Ca’aguazu, muy preocupado me explicaba: “Mientras
la plata dulce circula, la corrupción sistémica manda en todos los ambientes estatales”.
Según la TGC, la ignorancia en cualquier sistema político, puede crear injusticia. Aquí es donde se
plantea la falta de conocimiento, de
lo que implica la democracia; para
tratar de formar y defender ante un
Gobierno, en nombre de un Estado;
ya que los encargados, que son responsables
directos, de la buena o mala ejecución
del proyecto político votado,
siguen con la nebulosa ideología parcial, favorable a la ignorancia y la
corrupción sistémica.
“Aquí las
instituciones públicas resultan ser la caja
chica, para conseguir la plata dulce
y hacer politiquería”, agregaba el ciudadano.
¿Y los procesos sobre
corrupción?
Esta costumbre
lleva a comprobar la falta de claridad,
en las imputaciones referidas a hechos o actos de corrupción. Existe
una distancia insalvable,
aparentemente, entre la denuncia, y la
consecución de la verdad en los procesos,
de modo tal que se haga justicia al menos en parte.
Por este motivo, resalto nuevamente la necesidad de modificar tres artículos del Código Penal
de fondo, para ponerlo en sintonía con la propia Constitución Nacional, así como con los tratados internacionales sobre la materia, suscriptos y ratificados
por nuestro país.
Sin esta modificación de fondo en cuanto a la legislación
penal nacional, los delitos y crímenes
de corrupción en el Estado,
seguirán carentes de autonomía.
Característica principal otorgada al tema, con la publicación, ya en el año, 2011, del tratado “Teoría General de la corrupción”, por este autor, de modo a independizar el análisis con el rigor requerido, de modo a afrontar el
flagelo de la manera más jurídicamente
eficaz. Eso es precisamente lo peticionado, tanto como principio y norma, en todos los convenios internacionales firmados por nuestro país, así como las
normativas vigentes del derecho comparado.
Consecuencias directas
del sistema y su mantenimiento
“Nuestro país está lleno de plata dulce, con lo cual se distribuyen e incluso premian con dos o más aguinaldos por año, a los funcionarios más leales o alineados”,
apuntaba el de tierra adentro.
Mientras no comencemos a tratar con claridad, libertad y virtud, el concepto de corrupción sistémica, a la hora de buscar justicia en
los actos, hechos y prácticas
públicas; seguirá la simple simulación, ante la vista de la gente, que cada día
tiene mayores exigencias y menos tolerancia mediata. Frente a un cuarto poder, aún híbrido entre mostrar
la realidad, pero siguiendo el compás desfasado de las instituciones públicas y sus declaraciones direccionadas, para
tapar los grandes desfalcos; pero impunes hasta hoy por la ignorancia jurídica sobre la materia: esta es la que mantiene en
verdad, la vigencia de la plata dulce.
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