Límites y aspectos
El curacionismo
comprende la TGC, teoría general de la corrupción; la doctrina de la curación social y la ideología política, que influye tanto en lo económico como en lo cultural,
para el progreso del ser humano.
La característica de esta filosofía política, resulta de su única
intención y concentración activa, de bajar
la corrupción; primero, conociendo
los daños de este mal, aplicables a cualquier organización humana.
Porque el fenómeno de la corrupción, puede estar intrínseco,
incluso como cultura, hasta en las ideologías religiosas. Basta que los
encargados de un marco subjetivo de
decisiones, particularicen su accionar de acuerdo a sus pretensiones personales, atropellando el derecho, según su
conveniencia; alegando lo divino en lo
social.
Importancia de la
claridad
El curacionismo admite la claridad, necesaria, en
todo cuanto rodea a las personas, y trata de ir curando los males, que son producto, principalmente, de la mala aplicación, promoción e interpretación de la ley
y el derecho.
Para estos fines, lo nuevo que aporta esta doctrina, es el estudio sistemático de la corrupción; incluso, como ciencia, al explicar y separar lo subjetivo del flagelo, para
concentrarse en la parte objetiva y descriptible, jurídicamente, que atañen a
los actos y sus sistemas de poder.
Logrando así la comprensión de la generalidad, bajo un mismo presupuesto social, que paulatinamente
eleva la conciencia para disminuir la
ignorancia, y con ella, bajará el
flagelo corrupto de la humanidad.
En lo económico se
plantea la posibilidad de progresar, acorde
a las posibilidades sin dejar de considerar lo practicado hasta la fecha, cuando ha respondido, con fidelidad
al servicio del bien común. Pero a
la par, mostrando a la gente que la corrupción
debe bajar, buscando la igualdad
real entre gobernantes y gobernados, evitando todo tipo de ignorancia.
Cultura y educación
anticorrupción
En lo cultural
también se debe reestructurar en
claridad, lo conocido y establecer mecanismos
accesibles a la población, enseñando la ciencia del buen vivir y el deporte.
En lo político se
plantea la cuestión más difícil, ya que implica un doble trabajo para cada dirigente: debe saber y entender su intención, para buscar el conocimiento, superar la ignorancia y respetar la ley en el derecho; separando claramente lo público de lo
privado; para no confundir en su accionar. Y al mismo tiempo, congeniar las
secuencias relativas a la consecución natural del poder, y su participación
social activa, dentro del área de su especialidad, conociendo lo que es ideología parcial, y diferenciándola de la total, necesario para no confundir la intención de servir, con la de servirse el mismo.
Cualidad, ésta última
fundamental para considerarse política curacionista.
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