Me
decía un parroquiano del Bañado Sur: —“Aquí
los que mandan en la Justicia, hacen lo que les conviene a favor de la
corrupción sistémica; en nombre de la Ley y perjudicando a la gente”.
Según
la TGC, la ignorancia de la ley, en la ocultación de todo poder, tiene sus
grados.
Para
que la Ley pueda ser aplicada a un caso específico, en la administración de
justicia, debe ser necesariamente interpretada, por los encargados del
juzgamiento de los hechos. Al apartarse de los principios de claridad, libertad
y virtud, se cae en ignorancia de la ley, lo cual desemboca en corrupción
sistémica; que, a simple vista parecería un simple hecho o “error” sin
importancia. Esta percepción es lo que hace perder al pueblo, todo interés de
colaborar con la justicia.
Un
Estado democrático, con la claridad prestada por la norma constitucional,
necesita ser implementada con virtud, atendiendo a su objetivo, de modo a
mejorar el orden jurídico, no para hacerlo más engorroso. Por eso, la
ignorancia de la ley, es de prohibición absoluta en el derecho público.
También
se debe buscar esclarecer, el concepto de lo que son los funcionarios públicos
y su responsabilidad ante el país, al asumir el cargo, ya sean electivos o por
nombramiento directo.
Debe
ser unificado el criterio, acorde con las normativas internacionales sobre
corrupción: Todos los que perciben algo del Estado o prestan servicio, sin
importar el cargo, dentro de la administración pública, central o autónoma, son
funcionarios públicos, en la teoría y en la práctica jurídica, con todas las
obligaciones y derechos que tal concepto presupone.
El
primer ordenamiento al asumir el gobierno de un Estado, no pasa por poner en
orden los números, las finanzas o los mobiliarios de oficina: Se debe ordenar
primero los recursos humanos, haciéndoles comprender a tan dignas personas,
sobre la gran responsabilidad de ser miembros de la función pública, en un país
democrático y de carácter social, según lo establecido por la Carta Magna.
La
corrupción es de todo el mundo, y su disminución solo se puede lograr
comprendiendo y respetando los principios universales del Derecho. Ya que, la
corrupción sistémica, es aquella que utiliza a la propia ley, para su
beneficio, pero con una interpretación que incurre en ignorancia, lo cual está
prohibido en el derecho.
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