Me decía un parroquiano de Alberdi: —“Mientras la conciencia cívica no se
levante, el país estará dominado por la corrupción”.
Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del
poder, es la que ocasiona las emergencias y acomoda todo en cualquier sistema
de gobierno.
Nuestra democracia, manejada por muchos politiqueros
peloteriles, resulta en la sumatoria, una cierta mejoría, al comparar, tal vez,
con los Estados autoritarios a ultranza que siguen vigentes en el mundo.
La pequeña libertad de acción y pensamiento, puede seguir
mejorando, por medio del cuarto poder, al exigir a la ciudadanía a comprender
la calidad cívica.
El miedo a la política verdadera, de claridad,
libertad y virtud, para buscar el desarrollo con ciencia, fue tragado por la
compra de conciencias; al amparo de la politiquería populista, basado en
promesas y soluciones laborales sin cumplir.
Este alberdeño, pretende levantar la conciencia y
calidad cívica, de un pueblo que no gusta mucho de leer y, menos, tratar de
llevar un control sobre la política; para exigir el cumplimiento de la propia
Constitución Nacional, lo que permite su acomodo, en manos de la interpretación
de las claques políticas.
—“Cada
centímetro de la geografía nacional, produce fácilmente comida y soluciones
para la gente del lugar. Sin embargo, vemos necesidad, enfermedad y suciedad en
los valles. Ni que hablar de la inseguridad, resultado de la falta de enseñanza
de la política”—repetía el exaltado
ciudadano.
La ignorancia, elemento de la corrupción sistémica, es
el denominador común en el manejo de la trasparencia; que sirve de blanqueo de
capitales mal habidos. Se presentan los balances y sus correspondientes
informes, pero, al no estar organizadas las poblaciones, jamás podrán comprobar
si tal “transparencia”, tuvo claridad y calidad, con respecto a los trabajos y
obras realizados con dinero de la gente.
—“Todas
las obras y licitaciones, normalmente, se ejecutan a favor de tal o cual, en
los municipios y gobiernos departamentales. Prueba de ello, nosotros estamos
siempre con el “Jesús en la boca” ante el desborde de los ríos”—esclarecía el sureño.
Así es como se conforma esta paradoja del Paraguay, con
una gran riqueza natural, pero con una extrema pobreza cívica. Que fomenta la
corrupción sistémica, y permite la expoliación de todos a costa de la
ignorancia.
—“Tal
vez el lema sea el “no aviven a los giles”, como claro ejemplo, de lo que se
está cumpliendo sobre el Paraguay, en las binacionales, aprisionando y encadenando,
por la falta de calidad cívica”—concluía
el ciudadano de Alberdi.
Comentarios
Publicar un comentario