—“La Ley del ‘talión’ es inaplicable;
amenazar debe ser la corrupción sistémica en acción”—me decía un
parroquiano del Bañado Sur.
Según la
TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, debe tratar de ser corregida, en
toda administración, si es que hay verdadero interés en mejorar.
Esta
costumbre de combatir a la corrupción, con declaraciones poco efectivas, solo
demuestra la falta de información sobre la materia; un flagelo llamado
corrupción sistémica, que nos sigue posicionando como los “primeros del mundo”.
Justamente por pretender subjetivizar
y relativizar con lo ético y moral, una realidad eminentemente de carácter
jurídico-social.
—“No olvidemos a quien decía “en mi gobierno
habrá corrupción cero”, y luego en corto tiempo, fue record, hasta hoy, siguen
y suman los resultados, de aquel decir, al ensancharse la lista de imputados”—insistía
el bañadense.
El elemento
ignorancia, en toda estructura, puede
hacer estragos, al pretender combatir este flagelo, sin tomar en consideración,
su acción al servicio de los administradores del poder.
Sobre la
claridad, la libertad y la virtud, los organismos internacionales, encargados
de la corrupción, han recomendados que se debe mejorar la ley penal, a fin de
superar ese mismo concepto decimonónico desfasado, que entorpece la legislación
nacional.
Nuestra
constitución es clara, solo importa su cumplimiento. Principalmente, de parte
de las autoridades, muchos de ellos en infracción; principalmente politiqueros
oportunistas, bajo la sombra de instituciones democráticas.
Olvidando
su rol de representantes de la sociedad, en un país todavía gateante en cuanto al Estado de derecho
pleno.
—“No me esperaba del presi que dijera, tal
mentira, justo en Villa Hayes, donde los amigos abundan”—acotaba el
parroquiano asunceno.
Cada día se
va comprobando la dura realidad, que implica el desconocer la buena forma de
tratar este principio de ciencia, llamado corrupción sistémica. Cuya acción no
discrimina sistema político alguno; todos pueden ser afectados y contaminados,
fácilmente, por la ignorancia, que es el caballito.
Esto fue
demostrado con una fórmula matemática de carácter universal, aplicable desde
que el mundo es mundo. Que va mucho más allá de las penalidades o el simple
decir, de los incautos, que pretenden combatir un sistema perfecto, con
amenazas antijurídicas.
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