Sistema democrático
Un parroquiano de Caaguazú afirmaba: “Mientras la corrupción sistémica inunda las covachuelas, no habrá solución de la justicia”.
Según la TGC, el
poder siempre es responsable del buen andar de la sociedad.
La democracia tiene
algo muy particular, se la considera como un sistema muy degenerativo; pero también como el único sistema, hasta
hoy donde la participación de los
ciudadanos, puede corregir cualquier desliz, en el manejo de la cosa pública, sin otro objetivo más que hacer respetar
el orden del Estado de derecho.
“Lo cierto es que nuestras instituciones públicas, no se preocupan en donde están figurando
sus funcionarios; aunque estén cobrando
instalados en covachuelas sin función específica”, insistía preocupado el
hombre.
Recursos del poder
La idea de mandar y luego,
comenzar a obsequiar los puestos, sigue con muy buena salud, en nuestra
democracia. Así como la ignorancia;
capaz de entregar los más valioso de nuestros recursos naturales, sin enseñar al pueblo, formas y medios para vivir mejor. Fomentase en cambio, grandes cinturones de mendigos con
tarjeta a nombre de un banco, una
forma más de quitarle otro tantito a la gente sin formación, incapaz de manejar
su propia economía.
Vivimos según la Carta
Magna en un estado social de derecho,
pero que sigue siendo solo de boca. Al carecer
de claridad, libertad y virtud, la corrupción
sistémica llena las covachuelas, presupuestadas y hasta con triples aguinaldos que se asignan, con
promesas de volver a votar a sus gurúes.
Esta es la política
de los politiqueros: que encadena pueblo aborigen, a las familias agricultoras y a los jóvenes estudiantes,
siempre deseosos de progresar superando la ignorancia, limpiando toda covachuela de la corrupción.
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