Poder colateral
Un parroquiano de
Pilar me explica: “El abuso de los administradores
convierte a la corrupción sistémica en
injusticia generalizada”.
Según la TGC, el
poder, naturalmente suele utilizar la
ignorancia del derecho, para imponer ciertas medidas, ya sean injustas o
corruptas, que aparentemente asientan y
estabilizan su poder efectivo.
En cualquier sistema
de poder, el mal uso de las
atribuciones, no respetando el principio
esencial de legitimidad, del derecho público, desemboca en la inequidad, la desigualdad y la injusticia.
Responsabilidad
constitucional
Los responsables del desarrollo de esta corrupción sistémica, son los funcionarios
públicos superiores, tanto los electos, como los nombrados. Pero,
constitucionalmente tal responsabilidad,
proviene de los delitos y de los daños ocasionados, al propio Estado o a los
ciudadanos individuales. Por eso es importante determinar con claridad la forma
en que se perpetran tales abusos, que son ilegales e ilegítimos; en los cuales, como bien sabemos por lo estudiado
en la Teoría General de la corrupción,
siempre es protagonista la ignorancia.
En un Estado de
derecho, el sentido genérico de los actos,
hechos y prácticas de la corrupción en la función pública, es necesaria, de
modo a poder solucionar cualquier desliz
que atente y perjudique contra el bien común.
Lo que hace diferencia hoy, es una pretendida democracia,
que, a diferencia de cualquier estado
totalitario, permite al menos el saneamiento de los abusos de derecho. En
dictadura esto suele resultar imposible, por creerse que el poder absoluto se
pierde en las concesiones al pueblo o su
justicia, procediendo, siempre a maquillar a los responsables.
Claridad pública
La claridad, la
libertad y la virtud, pueden llevar a la felicidad de una nación
democrática, siempre y cuando, los ciudadanos, de manera propia, se preocupen
de saber y entender, para colaborar con el poder y el Estado, bajando la ignorancia por medio de la
ciencia y la enseñanza.
“Los uniformes y la
función se consumen en la corrupción”, aseveraba preocupado el ciudadano de
tierra adentro.
Este abuso generalmente frecuente en los países
subdesarrollados, comienza teniendo escrita una Carta Magna de letras doradas para los discursos, pero negras, y
sin cumplirse a la hora de aplicar sus disposiciones.
En fin, se sigue transparentemente en boca de los compradores de conciencia, carcomiendo a
los idealistas y fervientes creyentes de la democracia de verdad, con acción y pensamiento, único camino para no
seguir siendo tierra de abusos y silencio.
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