Unificación
impostergable
Un parroquiano de Pilar, preocupado, afirmaba: “Estoy de
acuerdo con el monismo, ante la corrupción sistémica en el manejo
público”.
Según la TGC, la
ignorancia, al tener grados clarifica los objetivos. Este principio de ciencia
da la posibilidad en la vigencia de
una democracia de verdad, de acción y de pensamiento, desentrañar los elementos
de la corrupción sistémica y su importancia, para el buen uso de los bienes
públicos.
El planteamiento de “monismos”,
podría acabar con la disfuncionalidad discrecional, creada en el uso de los
poderes, entregando abusivamente remuneraciones,
que escapan a las posibilidades reales de la economía nacional, pero que se
impusieron como caballito de la
corrupción sistematizada.
Igualdad
constitucional
“Al ser una institución
de orden público, tanto en sus normas como en sus funciones, todos son
iguales, me parece”, insistía el ciudadano del Sur.
Aquí el poder y la
función pública, siempre fueron un premio sin límite, de los que más ganan
en la apuesta electoral; carcomiendo
a las instituciones hasta la más funesta
consecuencia, frente a todo tipo de abuso
de derecho y falta de justicia.
Este criterio de tratar de unificar el derecho de la función
pública; para tratar de respetar la carrera de los funcionarios, debe ser, prima facie, para responder a criterios
de claridad, libertad y virtud.
El futuro público
Porque está demostrado que un Estado de derecho, mal usado por el poder, a través de la
ignorancia, haciendo una discriminación insidiosa,
entre los electos, nombrados y contratados, lleva inexorablemente a un caos social: cuando unos pretenden
ganar más que otros, pese a que la función resulte de una misión debida y honorable, y no relativa al mérito o la producción.
En fin la ignorancia y la obscuridad, siempre han impedido el
monismo y el cumplimiento.
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