Me decía un parroquiano del
Bañado: “La transparencia solo existe cuando la gente protesta, reclama sus
derechos y pide que se intervenga la corrupción”.
Según la TGC, todo poder es
corrupto y debe ser intervenido, para buscar bajar la ignorancia.
A diario la ciudadanía
escucha y ve hechos, actos o prácticas
de corrupción sistémica, en la administración pública del país, tanto nacional
como internacionalmente: Es lo que caracteriza a la gran corrupción, su afinidad
mundial, cuyo único objetivo es recaudar sin importar dónde ni quiénes.
En contrapartida, la pequeña
corrupción, es la más promocionada por el cuarto poder, confundiendo a la gente
y facilitando más aún a la gran corrupción sistémica.
Los países adelantados conocen a
sus ciudadanos y no permiten caer en lo bochornoso del flagelo. En cambio, en
Latinoamérica, sigue siendo medio y posibilidad para ser gobernantes, en el
marco de cualquier sistema político. Allí está la gran diferencia de desarrollo
y subdesarrollo.
A la hora de hablar de política,
único elemento para bajar la corrupción sistémica, en un mundo civilizado, se
debe dar a cada uno su derecho y respetar la claridad, la libertad y la virtud.
Hoy los bañadenses han comprendido esta realidad, al ser intimados sus
habitantes a entregar sus lugares de vivienda, “transparentemente” a favor de
una idea mercantilista, con el único objetivo de llenar las arcas para la
campaña municipal próxima. Como siempre, todo va sobre los hombros de los más
necesitados del país, al amparo de la ignorancia del poder.
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