“Nada más perjudicial para una sociedad llamada democrática y
representativa, son las llamadas sanciones fictas, cuando son manejadas por la
corrupción sistémica, instalada en el poder”, me expresaba un poblador del
Alto Paraná, algo preocupado.
Según la TGC si la ignorancia en
la ocultación del poder lo protege, en sus estructuras, hay mucha injusticia.
Hoy a boca llena declara uno de
los ex directores del IPS, que la corrupción es el mal principal de esta
institución, e imposibilitado de contrarrestarla, renuncia.
Nada más honorable la postura de
este último caballero del siglo XXI, reconocer la causa y sus limitaciones
contra el flagelo.
La gran corrupción siempre
utiliza la interpretación con el auxilio de la ley, sirviéndose de la
ignorancia en la ocultación, que se está expresando, en el poder legislativo, a
través de las “sanciones fictas”, triste figura utilizada por nuestros
representantes, para intentar lavarse las manos cuando se promulgan leyes
injustas y corruptas.
Conociendo la realidad en cuanto
a los manejos administrativos del Estado, y que éste mismo “Estado”, es el
mayor deudor del IPS, al no pagar nunca su parte, que le corresponde según la
Carta Previsional, es un despropósito que su principal gerente, pretenda
quedarse con el dinero del público, de los trabajadores aportantes, bajo la
excusa de las “obras públicas”.
Este sistema de engatusar a la
población, era común en la famosa democracia bananera, donde las llamadas “autoridades”,
mostraban mucho interés en las necesidades de la gente; pero, para quitar
provecho personal con los ingentes fondos estatales.
“Esta “sanción ficta” jamás debía ser aceptada, considerando la
magnitud de los conceptos de la Ley”, repetía el parroquiano del Alto Paraná,
“seguimos con la vieja costumbre del “todopoderoso” y a “su orden”.
Tal vez está pensando, que será
aceptada hasta por los llamados opositores, esta intención tan pintoresca, en
la ignorancia del poder, de implementar silenciosamente una ley de efecto
nacional, que afectará la vida de millones de trabajadores, por medio de la sanción ficta o automática.
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