Cuando planteamos a nuestros hermanos ciudadanos, paraguayos, de que estamos construyendo una nueva forma de hacer política, se sienten contentos, pero con duda sobre la plataforma material sobre la cual se encausará tal proceso político electoralista. ¿Cuál es esa plataforma?
Únicamente es la tradición histórica de lucha nacional contra un solo flagelo: la corrupción.
Generaciones de familias han buscado esa curación del Paraguay. Esa es la única doctrina práctica hoy en el país. Sobre eso versan las acciones de grupos y organizaciones. Sobre eso versa la evangelización del pueblo guaraní y español. Del mestizo. Esa es nuestra tradición. Eso somos.
Pero quieren convertirnos en procaces y cómplices de la corrupción de cúpulas y gavillas de falsos políticos, y privarnos de nuestra única voluntad natural como nación: la democracia y la justicia en el Paraguay.