Realidad individual
Una
parroquiana de Ciudad del Este me
asegura: “Siento en la vida una oportunidad
y con la democracia una debilidad, a
favor de la corrupción”.
Según
la TGC, la ignorancia es elemento de todo poder cuyo resultado puede llegar a
la injusticia.
Es
bueno ayudar a distinguir a la
gente, que si conocemos bien el concepto
de nuestras expresiones, estamos buscando la claridad, la libertad y la virtud;
principio defendido por la doctrina del
curacionismo, cuyo único objetivo es bajar la corrupción sistémica,
humanizando la política y ayudando al poder
y al Estado, disminuyendo la ignorancia, a través de la ciencia y la
enseñanza.
Bien común
A
esto podríamos denominar oportunidades en busca del bien común, a favor de una verdadera
democracia, respetuosa de la Constitución,
y no simplemente de boca; para luego escudarse en leyes muertas y hacer primar la voluntad de la ignorancia y la corrupción.
“Este principio de ciencia, debe ser implementado
para formar a nuestros funcionarios y
representantes, si tenemos tanta oportunidad ante el mundo entero”, aseveró
la ciudadana.
Al
separar la corrupción de su concepto
eminentemente subjetivo-ético,
aparece la corrupción sistémica, en los estados cuyos resortes, sin buen manejo
objetivo, causan perjuicios irreparables,
incluso a los señalados en los poderes como luchadores.
Rémora para renovar
La
visión de la gente en una democracia, promovida por el cuarto poder (encargado
de enseñar y explicar los acontecimientos más resaltantes del mundo), sigue
siendo confusa para con este
flagelo, pero hay esperanza creciente para superarlo.
Es
hora de buscar la más absoluta claridad
en la interpretación, para no arrepentirnos de nuestros actos, hechos y prácticas en la vida.
“Pensando
que ya habíamos superado la idea de democracia
bananera en nuestro país, con la oportunidad
del nuevo viento”, afirmó preocupada la señora.
Ningún
sistema es débil si sus actores
respetan el principio del derecho universal,
a favor del bien común y humano.
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