Falla formal
Una
parroquiana de Ca’aguazú me explica: “Mientras el banquete económico gire solo en torno a la transparencia, habrá corrupción”
Según
la TGC el poder y la ignorancia, son los elementos formadores de la corrupción sistémica.
La
figura de la transparencia no
demuestra ninguna posibilidad de bajar la corrupción,
porque se limita a la publicidad de
las conclusiones y no de los procesos; que es donde existe la obscuridad
característica de la función
pública, en cualquier estado o sistema
político del mundo.
Pero,
es grande la inversión monetaria aún
para tratar de mantener esta ideología parcial,
utilizada por los poderes para
seguir prometiendo lo mismo, cual si fuera un sueño interminable.
“Esto
es lo que desanima a la gente, ya
que solo caen pequeños contrabandos,
pero jamás, nadie ni ese acuerda de los huracos dejados por los gobiernos y sus
representantes sucesivos”, afirmaba la ciudadana de tierra adentro.
Confusión y conflicto de
intereses
“Los
banquetes de los poderes a cualquier
humano fascina, si no logra construir y separar, la política de los negocios”, continuó la señora.
La claridad, la libertad y la
virtud en la transparencia, será posible, solo conociendo el marco constitucional y los principios
de orden internacional, establecidos
por medio de tratados y convenios.
La
presentación de lecturas de documentos administrativos, en el ámbito público,
lleva la proclamación de la transparencia, pero el resorte del silencio y la obscuridad generada por el brillo enceguecedor de la formalidad.
Gran corrupción solapada
No
hay viso de certeza ni transparencia, en cuanto a los manejos económicos
de los bienes públicos, tanto los encuadrados en el presupuestos así como los
que se manejan como “binacionales”,
a discreción desde hace medio siglo, que también forman parte, no lo olvidemos,
del conjunto cosas para el bien común.
“A
unos pocos beneficia, en perjuicio de muchos que vivimos en el país, un Estado de derecho sin capacidad en
democracia, de superar la corrupción sistémica”, sentenció la mujer.
Eso
vuelve distinta, casi peligrosa a la gente, a jóvenes y necesitados de verdad,
ya que los servicios públicos, están institucionalizados,
pero en su raíz y manejo economicista
solo son tenidos en cuenta cuando sirven para el banquete de los actores.
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