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La corrupción y el Año que se va

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“Este fue el año de la corrupción sistémica, y su reconocimiento público, como flagelo número uno del país”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, se sirve de la percepción propagandística, para confundir. La dureza de la clase política, en reconocer los valores de claridad, libertad y virtud, como método de servicio para vivir en una verdadera democracia, tiene una consecuencia directa: el dominio de la ignorancia, que trae consigo corrupción sistematizada.

La corrupción y la subasta pública

—“Aquí en Paraguay, los negociados de la corrupción sistémica, están en las subastas públicas”— me decía un parroquiano del Bañado, cerca de Cateura. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, acomoda los bienes públicos, según el beneficio personal de los administradores de turno. Esta circunstancia genera desconfianza en la gente. Las instituciones que deben velar por la integridad, del patrimonio público, están muy propensas últimamente, a las concesiones y subastas.

La corrupción y las promesas

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: —“La bicicleteada de las pr0mesas, aviva a los beneficiarios y la corrupción sistémica, trata de hacerlas olvidar…” Según la TGC el poder, naturalmente corrupto, utiliza a la ignorancia en la percepción pública. Esta lucha, por recibir cualquier beneficio del Estado sobre la promesa hecha a los pobladores, va tomando cuerpo, al comprender los mismos, que siempre se tarda en concretar lo prometido. Es una estrategia común de los administradores públicos, para tratar de colocar, con buen rédito, los números en el presupuesto. Un tipo de especulación financiera, con dinero público.

La corrupción y la revitalización

Me decía un asunceno: —“Aquí la gente hace revitalización con el bolsillo lleno, a costa de la municipalidad, dueño absoluto de la corrupción sistémica, al cobrar entrada en espacios públicos”. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, en cualquiera de sus grados, se sirve de la estructura del Estado para “legalizar” la corrupción, por medio de la percepción política. Para entender bien la magnitud de toda corrupción, se debe distinguir desde un principio, los dos tipos existentes: la pequeña y la gran corrupción. Al tener esta apreciación, nos damos cuenta que la pequeña utiliza a una sola persona y la gran corrupción, a la estructura de los poderes.

La corrupción y la naturaleza

—“Qué extraña la vida: ¿Hasta la naturaleza juega a favor de la corrupción sistémica?”— se preguntaba un poblador del Bañado Sur. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, utiliza la “percepción” política, para lograr sus objetivos económicos, sin que sean cuestionados. Hemos sido denominados “capital verde de Sudamérica”, pese a que los árboles están abandonados a su suerte; pero la naturaleza, con abundante agua y sol, pudo conservar algunos, entre calles, ríos y casas viejas; históricas algunas, también dejadas a su cruel destino, como las plazas y parques de la ciudad.

La corrupción y el valor de los niños

Un parroquiano del Bañado Sur me decía: —“Había sido que todo niño tiene un precio en la corrupción sistémica”. Según la TGC, el poder necesita de la economía y la ley, para llevar su gestión adelante. Esta realidad, expresada en la cifra de “cuatro millones de deuda, por cada niño que va naciendo”, asusta a estos ciudadanos, que generalmente viven el día a día luchando, contra agua y basura, para sacar adelante a su familia: ante un gobierno populista, sin empacho para seguir prometiendo deudas, a cuenta del país.

La corrupción y la contaminación

Un parroquiano del Alto Paraná me decía: —“La contaminación de la corrupción sistémica nos trae la navidad”. Según la TGC, el poder y su estructura, fácilmente pueden estar consumidas por la ignorancia. Nuestra democracia, a través del cuarto poder, está formando una nueva opinión, un nuevo sentir en la gente; ante los problemas sociales, de carácter repetitivo y constante, comprendiendo que la contaminación en casi todas la instituciones, cierran el año con una gran burla.