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La corrupción y los conceptos

Me decía un parroquiano de Alto Paraná: “Si no existe corrupción en el gobierno, según el presi, ¿qué es entonces la licitación amañada para la represa de Yguazú?” Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, fácilmente confunde los conceptos, aprovechando la desinformación. Hay nombres, de la actualidad, que han pasado “transparentemente” al servicio del poder. Al licitar “Yguazú” con los japoneses. Muy bien considerados éstos, en su país, en materia anticorrupción. Pero al parecer, el proceder en Paraguay, resultó contaminado, por la corruptela de los administradores.

La corrupción y los cargos públicos

La gente está comenzando a comprender que la corrupción sistémica, es una carga pública devastadora para el país. Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, puede descubrirse si es que existe un verdadero sistema democrático. En cambio, en un sistema autoritario, tipo bananero, todo se guarda con siete llaves. Una democracia republicana, abierta y capaz de corregir, se expresa a través de la crítica y el rechazo a sus actores representantes del pueblo soberano, que incumplen con su mandato constitucional. Cuyos hechos, actos y prácticas corruptas son conocidos y sancionados por los tribunales partidarios. Se cumplen los Códigos de ética, dejando de lado a sus infractores, por ser enemigos del propio Estado de derecho.

La corrupción y la clientela política

El manejo de un Estado, no se debe confundir con el de una empresa privada. Aun existiendo vínculos con aquel. Porque al producirse, el más mínimo roce de intereses, privados y públicos, la corrupción sistémica hará estragos; provocando perjuicios graves al erario. Ejemplos en el país, hemos tenido suficientes en la última década. Según la TGC, cuando el poder pretende aplicar principios comerciales, en un gobierno, las políticas públicas adquieren ineficacia. Tanto en el tiempo como en la calidad.

La corrupción y sus administradores

Me decía un parroquiano del Alto Paraná: “Asunción parece estancada en el tiempo, con sus administradores muy distraídos a favor de la corrupción sistémica” . Según la TGC, la ignorancia en la ocultación del poder, se confunde fácilmente con la transparencia, como un signo aparente de buena gestión. La manifestación de los vecinos en la crítica, construye la buena democracia; con la cual el pueblo se está comenzando a convencer e identificar. Una razón para vivir en un Estado de derecho, con libertad de ideas y pensamiento: para festejar con orgullo este 15 de agosto, exigiendo a sus representantes electos.

La corrupción y la farsa de la politiquería

En política se debe respetar y procurar no caer en la farsa. Ya que siempre es camino directo hacia la corrupción sistémica, en perjuicio de un partido o asociación; además del daño al resto de la sociedad. Según la Teoría General de la corrupción, todo poder debe luchar para bajar la corrupción sistémica en un país. De lo contrario obra con ignorancia en la ocultación, lo cual hace propicio a los actores, transgredir este principio en toda democracia; pero las consecuencias la pagan, finalmente los farsantes, recibiendo todo tipo de burlas por parte de la opinión pública, en directo desmedro de la credibilidad de las instituciones nacionales, de las cuales son representantes electos.

La corrupción y la reingeniería

Un parroquiano del Bañado Sur me decía, entre risas y apenado: —Nuestro país están manejados por los “reingenieros” de la corrupción sistémica. Según la TGC, la ignorancia ha demostrado ser fiel a la economía,  si el poder no respeta sus principios elementales. Estamos tan acostumbrados a decir alguna barbaridad, para tratar de protestar sobre el manejo de las cosas públicas, con tal de opinar. Hasta el término “reingeniería”, término muy utilizado en finanzas, se aplica, en el criterio de los ciudadanos, para explicar este carnaval económico del gobierno. Donde sólo mejoran los de mayor poder adquisitivo; y se estancan los pobres, al amparo de proyectos rimbombantes, cuyos cultores en las distintas oficinas públicas, ganan salarios de primer mundo.

La corrupción y la misma miseria

Todo buen paraguayo, debe estar arrepentido en este día; en el que se recuerda a nuestros hermanos indígenas, tantas veces explotados por la corrupción sistémica. Según la TGC, todo poder debe tratar de bajar la corrupción para construir mínimamente la justicia. La misma miseria de hace siglos, mantenemos para con nuestros hermanos aborígenes. Usurpamos sus tierras sin piedad y los esclavizamos en la ignorancia; y encima, se espera la misma efectividad de ellos, para que se inserten a nuestra producción económica.