Una parroquiana de Ciudad del Este me dice: "O mais grande nos volvió a vender espejitos al rollete…"
Según la TGC, la ignorancia de la ley es corrupción sistémica.
Los países pobres de Latinoamérica viven y eligen, pero no pueden corregir la influencia de la maquinación, que mantiene una estructura corrupta.
Por eso, la democracia social de derecho, sin superar la ignorancia, es simple resultado social, para agrandar y estabilizar a los autóctonos al servicio de capitales extranjeros.
Y aquí ni siquiera sabemos hacer bodoque en sociedad sin la expoliación extranjera.
¿Pero tanta plata nos robaron pidiendo supuesto auxilio?
No olvidemos que somos los pobres más generosos del mundo.
Con esto se justifica ampliamente: nuestros políticos han estudiado en capitales de primer mundo, para luego encadenarnos. Con deudas espurias, hoy nuestros administradores de justicia se están olvidando que deben mirar en las convenciones internacionales en la lucha anticorrupción. Para tratar de hablar sobre alguna devolución.
"Yo seré la primera en salir a gritar si logramos que el más grande devuelva".
Aquí hay una contradicción en la lucha contra la corrupción:
Los principios del derecho penal actual son objetivos; pero cuando se piensa sancionar a los corruptos, sólo se conoce la corrupción subjetiva que desde la época colonial no ha cambiado en su tipificación.
Este perjuicio en contra del estado es sistémico y por lo tanto el daño se debe tipificar objetiva y estratégicamente.
Ya los contratos leoninos no corren en perjuicio de un país tan necesitado de superar los espejitos en ignorancia.
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