Una trabajadora de Ciudad del Este me dice: “Estamos en Asunción dialogando, a ver si cambiamos la explotación actual existente”
Según la TGC, la ignorancia en acción hace a la corrupción sistémica.
La manera burda de manejar los derechos de los trabajadores hospitalarios, en esta pandemia, sale al descubierto de la opinión pública: contratos civiles antes de contratos indefinidos, para sacar el zumo de los trabajadores, sin otro objetivo más que ganar, sean privados o públicos, para tener con piolita a los profesionales de blanco. Total, la necesidad del trabajo, siempre falta. Y sin buen control de los ministerios encargados, la ignorancia hace su papel para recaudar.
“Eso es cierto, ni siquiera tenemos una seguridad social digna” -expresó.
Lo más llamativo es que estas trabajadoras no tienen seguro de nada, si están enfermas ni en su lugares de trabajo les reciben y, al final, son las más desprotegidas.
“Cada protesta callejera, termina en promesas que a la hora de su cumplimiento, deben necesariamente volver a encauzar la protesta social”
Ahora, con la pandemia, la claridad de las bromas de los administradores en cuanto a los sueldos por horas trabajadas y otros derechos laborales, ya se conocen en todo el país.
Duelen tanto las peticiones, porque en muchos casos carecen hasta de lo más elemental, para cumplir con una buena función, con respeto de los derechos humanos, principio rector en la Constitución Nacional y los convenios internacionales del Estado.
Si la ignorancia sigue marcando el ritmo de los defensores en blanco, no hay duda, tendremos más perjuicios.
Ellos son la base del mañana, ya que nuestros niños y jóvenes están muy desprotegidos, a causa de la simulación manejada hábilmente desde la dirigencia. Esta recibe su premio y “mañana será otro día”.
Aquí se vive así. No hay seguridad en las promesas, total, es más difícil prolongar una huelga, sin medios económicos. Las cuotas sociales no alcanzan y los diálogos son presa de la ignorancia.
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