Una parroquiana
de Cateura me cuenta: “Sin comida no anda la fórmula “quedáte en casa” o
epyta nderógape”
Según la TGC, el
poder debe tratar de encontrar solución, como lo manda nuestro sistema de
gobierno: democracia social de derecho.
Prácticamente la
responsabilidad de los poderes en nombre del “Estado” es muy amplia, nadie
debería necesitar, ya que el mismo gobierno está obligado a una solución
inmediata.
“Nosotros
hemos cumplido con los poderes, ahora les toca a ellos. Nos quedamos en nuestra
casa, pero hoy, a 100 días la gente está con hambre” –sentenció la
bañadense.
“El único
momento donde los discursos de promesas incumplidas se consideran “crimen” es
cuando la gente recibe la respuesta negativa del gobierno”
“En el
bañado existen más de 40 ollas populares, siendo tal vez el refugio de la máxima
necesidad, por más que también viven allí familias no tan necesitadas. La
mayoría vive el día a día. Entonces al guarecerse en sus casas la necesidad de
alimentos golpea mucho más a las familias”
“Estamos
cansadas de recurrir a los organismos estatales y recibir promesas incumplidas”
El país está mal
y la falta de seriedad de los servicios públicos se encuentra a su vez
totalmente colapsada por la falta de organización y despropósito. No hay voluntad
de encontrar soluciones. Al contrario, parecen pretender encontrar más
pretextos para asignar nuevos rubros o licitaciones.
Si la ignorancia
no es combatida, no se podrá erradicar el mal uso de los cargos o puestos,
constantemente, prevaricados para el beneficio particular.
Si la
solidaridad comienza en casa, lo primero que debemos hacer, es sanear las funciones
públicas del gran flagelo de la corrupción. Esto ya es un mal mundial,
que ha sido visibilizado aún más con la pandemia.
El mal a
erradicar es la corrupción, para cumplir con la solidaridad que exige nuestro
sistema democrático.
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