Una parroquiana de Asunción me dice: ¿Cuál es la igualdad entre ciudadanos? ¿O existen de primera y de segunda para la ley?
Según la TGC, todos somos iguales ante la ley. No se admite la
ignorancia ante el derecho.
–Pero, si eso es cierto, los señalados e imputados con pruebas
deberían estar en la “universidad”.
Aquí surge una cuestión muy interesante. El porqué se deben distinguir
muy bien los dos tipos de corrupción, científicamente, para poder
afirmar que no existe igualdad entre ciudadanos. Y peor, que existan ciudadanos
de primera y de segunda.
–Pero, eso ocurre. Los indicados con documentos son salvados por sus
pares, al estilo politiquero.
Lo primero que se debe intentar comprender es el artículo 8 del Código
Civil. Que no se admite la ignorancia de la ley, a nadie, sean
ciudadanos comunes y, con más razón los supuestos funcionarios públicos. En
quienes debe primar, incluso, el principio de responsabilidad ante su
función.
–Entonces, estos excluidos políticamente, al cometer corrupción, no son
funcionarios públicos, y les favorecen sus fueros del poder.
Parecería que esa es la interpretación de quienes votaron para ser
archivadas las acusaciones de la Fiscalía, dejando de lado las propias Convenciones
Anticorrupción vigentes.
Piensan que se deben callar y volver a esperar otro año, a que se calmen
las aguas. Como siempre se ha hecho, en la gran mayoría de los casos.
–¿Cómo se entiende que sus empleados tienen más responsabilidad y son
imputados, decretándose su detención?
Al existir una mala interpretación de la ley ocurre la corrupción sistémica,
a través de los poderes.
La única forma de evitarlo es entendiendo muy bien que la ignorancia
no da fueros. Cuando ya existe un acto corrupto, cometido por estos
funcionarios públicos, la investigación no puede estar supeditada a un enclave
coyuntural.
Quienes depositaron sus votos pueden caer en esta ignorancia, demostrando
que la gran corrupción es un mal eminentemente de la función pública.
Únicamente, el “primer poder” en toda democracia, puede corregirlo, de
modo a no seguir desprestigiando a nuestro sistema político, que pregona
la igualdad entre ciudadanos y la lucha contra la ignorancia en sociedad, como
base para la existencia de un pueblo verdaderamente libre.
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