Una parroquiana de Ciudad del Este me dice: -Siguen los giros de los políticos, sin respetar ni la pandemia.
Según la TGC, el poder siempre está a la ignorancia de la ley creando injusticia. Esta injusticia es la corrupción sistémica en acción; cuyos responsables son los funcionarios públicos, de cualquier cargo.
Por eso, lo primero es mirar con claridad los excedentes de los bienes a su cargo. Ya que en latinoamérica, fácilmente los bienes del Estado se confunden como privados de los funcionarios, “usando y abusando” de todos sin importar la ley.
-Justamente, eso ocurre. Todos hablan de promesas pero no cumplen.
Estamos en Paraguay, donde lo simple se enreda y lo justo se contamina para sostener una economía galopante; con enfermeras asimilando a los mensúes y los seudo funcionarios de las binacionales con salarios de primer mundo.
La consecuencia es que cada día el país genera más necesitados de amparo.
¡Salud ya, a los obreros de blanco! Quienes batallan en la primera línea en esta pandemia.
Para poder seguir luchando se debe saber quiénes los contratan y cuánto se entregó a los municipios, de parte de las binacionales. Eso sería un principio de igualdad, respetando un Estado de derecho de orden público. Los responsables deben indemnizar con su propio peculio.
-Nosotros sencillamente necesitamos recategorizaciones. Es lo que pedimos desde hace más de ocho años…-mencionó.
Esta pandemia va abriendo la verdad absoluta en los recovecos del país, llevando tristeza y dolor al ver la devastación; ante la falta de una política con sinceridad, la salud nunca se consideró de vital importancia en la política criolla, salvo como caja chica de los mismos agentes.
Se llenan las bocas con las promesas en las interminables campañas, buscando simular la democracia social de derecho, bajo la bandera de una democracia de giros y aplausos de los miles de votantes de la función pública, manejados en la ignorancia.
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