Una parroquiana de Pilar me dice: “Somos capaces de salir
airosos de este difícil momento…”
Según la TGC, al conocer el valor de la ignorancia la
vida cambia.
“Nosotros aceptamos los préstamos para la solución
de problemas de la ciudad; pero la corrupción la rechazamos”
–aclaró.
Si pudiéramos tener la solución así de simple, con solo
decirlo, creo que todos los países subdesarrollados superarían la situación.
Con mayor razón Latinoamérica, tan golpeada en su aspecto social.
No hay la mínima previsibilidad en las estructuras
políticas, conviviendo al mismo tiempo dos realidades socioeconómicas,
diametralmente opuestas, en un territorio, tarde o temprano llega la debacle.
Generalmente muy bien manejado internacionalmente, con ordenadores directos de
los préstamos.
“Eso de las dos clases, está muy notorio en el país. Están
los que tienen función pública y, por otro lado, los luchadores
particulares que están muy mal y en recesión constante” –corroboró la
ciudadana pilarense.
El país aparenta primario en su producción de exportación,
de carne y cereales. Pero sin considerarse las dos hidroeléctricas que son
parte del erario público. Fábricas de primer mundo, usados, hasta hoy como caja
chica de los gobernantes de turno. A veces han llegado al colmo de utilizarlo
para seguir haciendo campaña política, con supuesto viso democrático.
“Ya pagamos IVA en agua, luz y teléfono; pero sin
recibir compensación alguna del Estado” –dijo.
Esos son los trucos de los reajustes para salir
adelante, sin capacidad de producir o crear algo; viviendo unos pocos prendidos
de los bienes públicos, mientras otros tratan de sobrevivir con una economía de
guerra.
Superar esta claridad en lo económico requiere hoy el
conocimiento público. En toda la geografía nacional.
Ya es hora de levantar esa posibilidad de salir, con lo
posible y olvidar la pretensión de levantamiento de burbuja financiera o
simples promesas politiqueras. Dejando la carga a los futuros ciudadanos.
Así se sigue la tradición latinoamericana, aumentando
el raquitismo y la ignorancia en cada ciudad o pueblo, de este hermoso
continente.
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