Una
parroquiana de Asunción me llama y me dice: “Sigue el sistema del derrame
a los amigos como solución nacional”.
Según
la TGC, si el poder no controla la ignorancia las consecuencias las pagaremos
todos.
La
situación económica de los países subdesarrollados siempre fue con el
sistema derrame, dando segura posibilidad a los acomodados e ignorantes
con visa de servidores, proveedores o hasta supuestos benefactores del Estado.
Lógicamente,
con la anuencia de los que ocupan el poder de turno.
Hoy
en día las licitaciones y compras de excepción, por motivo o sin motivo,
son una demostración de esta práctica.
“Aquí
la estructura está podrida y el pueblo hambreado y un discurso de “cuentos
de hadas” –afirmaba la dama.
Si
esa estructura no tuvo los cimientos adecuados seguirá desmoronándose cada día.
Y así, nuestra democracia social y de derecho, tal vez encuentre, finalmente,
la solución social.
En
lo económico, los discursos persisten sin acción clara. Solo levantan
las piezas caídas tras las ofertas de los espejitos; pagando intereses
maquillados sin piedad.
Hipotecan
los intereses naturales de este país. Única fuente capaz de sacar adelante a los
países subdesarrollados, al comprender cada quien su verdadera
necesidad.
En
caso contrario, “papá Estado” solo es una posibilidad para los avivados.
Es
lo que está ocurriendo. Nos consideran simples analfabetos funcionales, usados
y desechados en los comicios de la República.
El
avance de los progresos con préstamos internacionales, sin medir con
claridad, libertad y virtud, trae consecuencias futuras a espaldas de los
ciudadanos individual y colectivamente.
Ya
el mundo latinoamericano, así como el de otras latitudes, ya lo tiene
bien aprendido. Casi de memoria.
Llega
a un punto y el país ya no puede pagar los intereses y comienzan a regalar lo
poco de sus recursos, sin importar la vida de los pobres y menesterosos,
muriendo por culpa de irresponsables en los negocios públicos.
Manejados con un tradicionalismo económico, mantenidos con cuentos de
Hadas y dobles discursos.
Todo
esto, un sistema propagandístico, creado para tapar los derrames sociales
de la corrupción.
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