La vieja fórmula
Un parroquiano de Ciudad
del Este me dice: “El sistema consensuado
es corrupción sistémica, producto de
todos los gobiernos”.
Según la TGC, el
poder siempre corrupto por naturaleza, debería tener, por ende, como objetivo único bajar los niveles de ignorancia.
Nuestra democracia,
pretendida praxis de acción y pensamiento,
va construyendo, lentamente: claridad,
libertad y virtud en los habitantes; al comprobar los actos, hechos y prácticas de la corrupción sistémica en todos los poderes de la República.
Necesidad de estudio
En nuestro desarrollo de conciencia ciudadana, ya se considera como imposible combatir y disminuir el flagelo, con la simple enunciación y buenos discursos,
lo cual, resulta un gran avance en cuanto al razonamiento colectivo. Porque se
abandona, progresivamente la visión simplista
de los subjetivo.
Pero, lastimosamente, son los mismos encargados de la función pública,
los que siguen operando en contra del avance de este principio universal del derecho: que no admite la ignorancia de la ley en ningún grado, y bajo ningún pretexto,
mucho menos, para buscar acomodarla a
objetivos personales de corto plazo. Y, aún cuando lograsen cambiar los
presupuestos establecidos por la Carta
Magna, ninguna normativa o ley
aprobada, puede tener efectos retroactivos, con mayor razón en el derecho
público, donde se habla de facultades restrictivas y no de derechos amplios
sujetos a interpretación; esto es, el principio
de legitimidad de actuaciones, y no de simple
adecuación legal pro gobierno.
La pirámide de Kelsen
“Entonces, es corrupción
sistémica, si tomamos lo establecido, en orden de prelación, por la Constitución y los acuerdos internacionales,
así como la ley penal”, reflexionaba
el ciudadano de tierra adentro, medio ofuscado. “Pero hasta la fecha no hubo
nadie pidiendo el famoso “juicio político”
a los afectados, para hacer valer un Estado de derecho real y no de letra
muerta, por simple consenso político”,
insistió.
Ya se escuchó a un senador
decir “todos son funcionarios públicos
y responsables directos”, al hacer referencia a cualquier tipo de acuerdo,
usando la influencia, a favor de sí mismos o de terceros en perjuicio del Estado.
La característica de la corrupción sistémica, es que siempre
utiliza la ley, así como la magia,
esconde un truco; para conseguir un objetivo
personal, pretende presentar como una necesidad
social. Tanto pero, cuando el interés resulta de un consenso para seguir
implementando un sistema corrupto, de supuesto
corte economicista, que pretende llevar al país a la bancarrota.
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