Está en la memoria de todos los paraguayos el “Francia tiémpope guaré”.
Una época en que el pueblo se sintió presente, a pesar de lo unipersonal del gobierno de aquel prócer nacional, Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Varios estudiosos de la historia política a nivel mundial coinciden en afirmar que aquel gobierno fue único en su género. Único como lo es el Paraguay mismo, lleno de particularidades. Donde nada es común; donde todo puede ser; un país de sorpresas y misterios.
Pero con esa característica muy nuestra va adherida nuestra idea de democracia y de República. ¡Fuimos la primera República independiente de América!
Habrá nacido allí, lo que hoy llamamos doctrina nacional curacionista, así como nuestra verdadera política.
Aquella que se integra con el conocimiento de las personas, con su dignidad, con su rasgo distintivo, con sus formas propias, luchando por ese respeto, por hacer gala de nuestras virtudes y juntos ir progresando en nuestras debilidades humanas naturales.
La humildad y la sinceridad son las señales que nos permiten identificar, que estamos trabajando en la política verdadera. No es la simple promesa o el aprovechamiento de las necesidades básicas inmediatas para “intentar obligar al voto a los ciudadanos”.
Este es nuestro tiempo, el poder es de los ciudadanos. Y los ciudadanos solo aspiran a una cosa: La curación social del Paraguay. Disminuir esa corrupción juntos, como paraguayos. Haciendo honor a nuestra esencia de la búsqueda permanente del “aña marane’y” de nuestros ancestros guaranies. De esa nación grande que forjaron nuestros padres fundadores.
Por más sencilla que sea nuestra presentación, la humildad y el trabajo entre familias, nos ha caracterizado, con amor y solidaridad, por eso vivimos aún como nación. Y eso nos hace fuertes. Dejemos que los falsos políticos recorran con sus luminosas y brillantes camionetas, nosotros andaremos a pie, como todos los días lo hacemos. Somos del pueblo, y para él retornaremos nuestro trabajo, no por encima de él.
A todos los millones de paraguayos que buscan practicar la verdadera política, un gran abrazo. El poder ya es nuestro, por tradición, por convicción, por historia y esencia patria.
Paraguay ha’e tetãguasu hina. Anike ñanderesarai. ¡Jahakehese lo mitã!
Una época en que el pueblo se sintió presente, a pesar de lo unipersonal del gobierno de aquel prócer nacional, Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Varios estudiosos de la historia política a nivel mundial coinciden en afirmar que aquel gobierno fue único en su género. Único como lo es el Paraguay mismo, lleno de particularidades. Donde nada es común; donde todo puede ser; un país de sorpresas y misterios.
Pero con esa característica muy nuestra va adherida nuestra idea de democracia y de República. ¡Fuimos la primera República independiente de América!
Habrá nacido allí, lo que hoy llamamos doctrina nacional curacionista, así como nuestra verdadera política.
Aquella que se integra con el conocimiento de las personas, con su dignidad, con su rasgo distintivo, con sus formas propias, luchando por ese respeto, por hacer gala de nuestras virtudes y juntos ir progresando en nuestras debilidades humanas naturales.
La humildad y la sinceridad son las señales que nos permiten identificar, que estamos trabajando en la política verdadera. No es la simple promesa o el aprovechamiento de las necesidades básicas inmediatas para “intentar obligar al voto a los ciudadanos”.
"La ñande paraguayo, ymaiteguivema,
ñaneindependenciaguive jaikojaheka la verdadera polìtica.
Upe política entero japarticipava, petei
atyguasupe o atymichime, ñande rogape o upe plázape".
Por más sencilla que sea nuestra presentación, la humildad y el trabajo entre familias, nos ha caracterizado, con amor y solidaridad, por eso vivimos aún como nación. Y eso nos hace fuertes. Dejemos que los falsos políticos recorran con sus luminosas y brillantes camionetas, nosotros andaremos a pie, como todos los días lo hacemos. Somos del pueblo, y para él retornaremos nuestro trabajo, no por encima de él.
A todos los millones de paraguayos que buscan practicar la verdadera política, un gran abrazo. El poder ya es nuestro, por tradición, por convicción, por historia y esencia patria.
Paraguay ha’e tetãguasu hina. Anike ñanderesarai. ¡Jahakehese lo mitã!
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