Una
parroquiana de Cateura me afirma: “La ideología de la función pública sigue
siendo aumentar la corrupción sistémica en la política”.
Según
la TGC, la ignorancia es parte de todo sistema corrupto, en el país; como
elemento principal.
“Pero, quién
esté libre en la función pública, que tire la primera piedra”, sentenció la
ciudadana.
La mezcla
de la política, tanto religiosa como social, con el derecho, genera confusión
al tratar de comparar las normas que rigen la administración del Estado.
Por eso
es importante la claridad, la libertad y la virtud; para contrarrestar los
actos, hechos y prácticas de la corrupción sistémica, que se realizan como si
fueran “favores” políticos, o incluso, actos de bondad, generosidad y hasta en
muchos casos, de lealtad cuasi juramentada.
La
ideología es la creencia de las personas en la convivencia, a veces muy efectiva,
como es el caso de la corrupción como sistema de creencias.
Pero,
un sistema de poder, también necesita de
conocimientos de soporte como para tratar de curar y mejorar los males
sociales.
Hoy los
propios funcionarios públicos, declaran ante la prensa, haber nombrado a sus
parientes en la función pública, sin importar la ley y mucho menos, la ética.
Afortunadamente
esto va permitiendo a la gente comprender la importancia del proceder de
quienes ostentan una función en el Estado, incluida la gente con más poder.
Esta
costumbre de ser funcionario, pero desconocer tal obligatoriedad, nos hace caer
en la ignorancia deliberada, cuyos actos, hechos o prácticas, tergiversan la
ley en beneficio de ciertos círculos económicos.
Por
ello la igualdad establecida en la Carta Magna, entre ciudadanos comunes y
funcionarios encumbrados, requiere la aplicación de los convenios
internacionales anticorrupción ratificados y en vigencia, en especial de la ley 2777/05, que prohíbe el nepotismo en
todas sus formas.
Al ser
parte de un poder del Estado y desconocer el proceder de sus miembros, mientras
los otros se callan, con sus códigos de ética en mano, y consienten, en
perjuicio de todo el país.
“Estamos
bien sumergidos en las aguas de Cateura y la corrupción”, concluyó la
ciudadana.
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