Maquillaje anti-corrupción
Una parroquiana de Carapeguá me dice: “El gobierno pide
denunciar la corrupción sistémica ante el mundo”.
Según la TGC, el poder y la ignorancia hacen a la
corrupción. Esta claridad, libertad y virtud, es comprendida perfectamente por
nuestra democracia de acción y pensamiento, por lo cual están gravemente
comprometidos los infractores ante la gente y ante el mundo civilizado, por atentar contra principios universales que hacen a un Estado de derecho y
republicano.
Estos principios universales
están sostenidos por el respeto irreductible de los derechos humanos, que fueron aceptados y ratificados, por los propios
representantes actuales, al jurar
sobre la Constitución y las leyes.
“Si denunciamos la corrupción
nos quedaremos sin representantes. El sentir de mayoría al estilo nazifacista, arguyendo decisión del
pueblo, pero sin respetar la Constitución ya no cuadra en nuestra sociedad”, sentenció la ciudadana.
Realidad
y reacción popular
“Aquí en nuestro pueblo decir
corrupción es felicitar a sus
actores”. Esta realidad hoy podemos decir que ya está siendo considerada como
un antivalor absoluto, por los jóvenes, incluso
niños, y son aplaudidos por los de la tercera edad, muchos de los cuales
han vivido la amarga verdad del silencio ante los ignorantes peligrosos e incondicionales, acomodados de la politiquería nacional.
“Al mismo tiempo —repetía
esta honorable mujer de tierra adentro— estos políticos deberían tomar un curso rápido de derecho constitucional,
para no seguir siendo utilizados”.
A la corrupción casi nunca le
interesa la formación, como ha
quedado demostrado en los países vecinos.
Su único objetivo es recaudar lo más rápido posible, utilizando generalmente cargos
dentro de los poderes.
La
ocultación
Mostrando aparente legalidad y transparencia,
carecen de la más mínima claridad y
legitimidad en sus actos, en todos los negocios del Estado, ya sean
licitaciones, compras excepcionales o colocaciones. Todo sin embargo, a la hora
de las adjudicaciones y los beneficios, tiene nombre y apellido; pero cuando se trata de reparar los perjuicios o
asumir responsabilidades, lo innominado prevalece.
Con esto se pretende esclavizar durante años a la población,
en su progreso y democracia. Afortunadamente, podemos decir que en Paraguay
hemos avanzado en la lucha anti-corrupción, al tener a una mitad del Congreso esperando a la Justicia hacer entender el respeto de
la Constitución, y al pleno de ésta, dispuesto a estudiar el atropello con
imparcialidad formal y responsablemente
declarada por sus cabezas.
La participación activa de las mujeres en la vida política nacional, va llevando saneamiento a las interpretaciones de los contratos
preestablecidos, en toda la República.
Siempre hubo deseos de tener
a favor a la corrupción, antes que
luchar contra ella, denunciándola al que
está de turno, para luego aprovechar la ignorancia de la gente.
Afortunadamente, ha cambiado este predicado,
y con paciencia, se cambiarán los
sujetos y el verbo, en nuestra política.
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