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Discurso sobre cuarto poder, anticorrupción y justicia

El presente artículo, un medio discursivo por cierto, tiene dos objetivos principales y un tercero subsidiario que es consecuencia de los dos primeros. Uno: Determinar en dónde radica el poder de la prensa en un estado de derecho. Dos: Establecer la relación que tiene el denominado “cuarto poder” con la lucha anti corrupción  A partir de esta ubicación y relación sistémica, podremos describir su incidencia en el sistema global de justicia del país (tercer objetivo).“Campo fangoso”, diría un baqueano de la política.



Basándonos en la teoría general de la corrupción, podemos afirmar que “todo poder es corrupto por naturaleza y tiene estabilidad en el espacio y en el tiempo”, este axioma determina que es la corrupción quien permite a las estructuras de poder permanecer sin alteraciones, lo cual desde ciertos parámetros—económicos por lo general— se denomina “gobernabilidad” y desde otros “inestabilidad”.La búsqueda de justicia y equidad, indudablemente, salvo prueba en contrario, resulta la aspiración genuina de la mayor parte de los pueblos del mundo; y, para tal fin, se consolidan las instituciones políticas, gubernamentales y judiciales. Las tres instancias denominadas desde hace un buen tiempo en la historia y la ciencia política como “los tres poderes del Estado”.

La lucha anticorrupción tal vez sea más bien una pantalla de muchos gobiernos, como lo vienen afirmando los luchadores contra la corrupción sistémica. La verdad duele y la justicia cura; en la sociedad; por eso es importante saber y entender quiénes somos y dónde estamos ubicados dentro del entorno y el rol que nos toca desempeñar.

Ubicación de la prensa en el Estado de Derecho:

Con la expresión “cuarto poder”, inmortalizada por Edmund Burke*, ya se está reconociendo la existencia de otros tres poderes previos—aplicando la teoría de organización de los gobiernos modernos—entre los cuales debe existir un equilibrio. La distribución de funciones orgánicas establece la Constitución Nacional y su cumplimiento configura lo que desde hace un buen tiempo venimos llamando Estado de Derecho Constitucional.


Ahora bien, ¿Dónde se ubica la prensa o “cuarto poder” dentro de un Estado de Derecho?

Para responder a esta pregunta debemos comprender previamente dos conceptos: sobre lo público y lo publicitado o difundido; y sobre lo que se entiende por publicación periodística, de crónica, de investigación o de opinión.

Desde la antigüedad se ha practicado el arte de difundir pensamientos, ideas y acontecimientos, oficio que hoy se conoce como periodismo. Básicamente las leyes que iban originándose debían de ser publicadas o puestas a disposición de los ciudadanos (hombres con derechos civiles plenos). Se establece un requisito que hasta hoy se aplica de la “publicidad” de las normas para su entrada en vigencia. La gente debe conocer la ley a través de los medios oficiales de difusión.

De ese concepto de difundir procedimientos estatales o gubernamentales surge también paralelamente la promoción de las ideas a través de los escritos, libros o tablas. Normalmente tales trabajos tienen como fin el de criticar (en su sentido amplio filosófico) a las normas, para mejorarlas; establecer nuevas técnicas o describir sucesos imaginarios o reales.

El segundo concepto que tenemos que entender es entonces la resultante de un relato combinado, convertido en actividad constante, entre la crónica, la crítica y la formación de opinión. Eso entendemos por la práctica y el oficio periodístico. Trasunta innecesario advertir la diferencia: entre la actividad empresarial periodística y el trabajo del periodista.

De la combinación del trabajo cultural y el trabajo empresarial para difundir los hechos, las ideas y los personajes nace lo que denominamos prensa o “cuarto poder”.

Pero, ¿de dónde obtiene tal poder?

Se lo denomina “cuarto poder” por tener incidencia en el pensamiento y el modo de obrar de las personas, de los ciudadanos, que llevan un seguimiento de todo cuanto ocurre a través de la información generada por los periódicos.

Así como las decisiones de un gobernante, legislador, presidente o magistrado tienen directa incidencia en la vida de las personas, la exposición gráfica, el comentario o el relato crítico de un periodista pueden cambiar en menos de 24 horas el modo de sentir y percibir de millares de personas simultáneamente. Puede suscitar conflictos sociales, bajas y alzas bursátiles. Y si por poder se entiende la posibilidad de incidir (sociológicamente hablando) o hacer que otros hagan algo, la prensa tiene un poder real y hasta si se quiere inabarcable e insondable.

Cumplida la necesidad de responder el porqué es poder ahora vamos a la relación específica con la lucha anticorrupción, o porqué no, con la “anticorrupción”, ya que la materia de su estudio puede considerarse en la actualidad como una ciencia nueva
Es fundamental saber qué es la corrupción y su implicancia con la prensa nacional o internacional; para intentar hacer la “curación social”, único camino para disminuir la corrupción sistémica; tan preponderante en el país; cuyo elemento numero uno es la ignorancia que gira cual danzarín en un escenario usando ya sea la estructura del poder o el grado de ignorancia, según lo venimos explicando en la teoría general de la corrupción; por conseguir estabilidad y recaudar a favor del sistema.

Para entender la ubicación normalmente aceptada fijémonos en el gráfico (Graf.1 TGC), y a continuación, en el siguiente tópico, comprenderemos cuál es la ubicación real del cuarto poder dentro del esquema de poder.
Del libro "Síntesis de la primera Teoría General de la Corrupción"

Relación del cuarto poder con la lucha anticorrupción

El mundo se rige por tres elementos centrales: el poder, la ignorancia y la corrupción (TGC).

El poder vendría a representar toda estructura física y espiritual, material e ideológica que permite la toma de decisiones en forma de normas o reglas de vigencia en toda sociedad.

La ignorancia vendría a ser la materia sobre la cual se legisla, es el punto obscuro, el conflicto de intereses, lo desconocido y perjudicial, sobre lo cual se debe legislar para que una regulación o reglamentación tenga frutos verdaderos, positivos para el progreso de un ente social.

La corrupción resulta de la relación entre los elementos poder sobre ignorancia. Es toda decisión de poder que se extiende en el marco de la ignorancia, es decir ocultando o dejando oculto, ya sea por conveniencia o por negligencia y aspecto que afecta a la vida de miles de personas en una ciudad, un país o el mundo.

El poder se divide en poder virtud (potestad constitucional para mandar hacer) y poder fáctico (estructura y capacidad de hacer). El primero ordena lo que se debe hacer y el segundo debe cumplir la orden de acuerdo a esa directriz. Al “cuarto poder” podríamos considerarlo “poder virtud si el ente que pone la estructura trata de respetar en la parte ética y moral a sus periodistas; pero también puede ser un mecanismo de recaudación y ocultación  del poder fáctico, del sistema corrupto si este mismo poder lo utilizamos en la forma “corruptis”, a través de la ley, demostrando una supuesta lucha a los habitantes, usando la propaganda de “guantes blancos”, sin importar otro camino que el mejor medio de recaudación; utilizando la política anticorrupción, para blanquear los propios negocios y el de los hombres con influencia en el gobierno; es decir, un abuso de poder en los altos mandos, al servicio de los ocasionales gobernantes y una alta ocultación para los ciudadanos, sobre todo, en lo atinente a las cuestiones públicas. Esto ocasiona una sistematicidad corrupta de los poderes; ya sea, legislativo, ejecutivo o judicial y un cuarto poder flotante, la prensa, en el cual fácilmente pueden ser oprimidos sus trabajadores ya sea por los dueños mismos o los políticos inescrupulosos, sin vocación de hacer una curación social para disminuir la corrupción.

Entonces, la ubicación real del “cuarto poder” o de la prensa, es en el eje de ignorancia, ya que debe actuar directamente sobre lo “oculto”, lo invisible y lo que se encuentra inaccesible al ciudadano común o a las masas, características singularísimas de todo sistema de corrupción en los esquemas del poder público; demostrando la existencia de algo que se dio por imposible, comparando datos y enseñando a interpretar la realidad.

Vemos que la ubicación “estática” que comúnmente se le otorga a la prensa dentro del esquema “corrupto”, no es real, ya que se encuentra en el lado “dinámico” y variable de la ignorancia (Graf. 2: TGC).

En síntesis, es la prensa la que podría posibilitar, a través de su alto grado de incidencia masiva tanto la disminución de la corrupción por la publicación de lo “oculto”, del factor de ignorancia y de la desinformación. Pero, así mismo, en su forma contraria podría provocar la “falsa percepción” a través de juicios de valores parciales o sectarios; subjetivos y de doble intención. De estar al servicio del poder virtud (constitucional) pasa a las bandas del poder fáctico y abusivo del derecho, haciéndose cómplice de los sistemas de corrupción.

Su relación con la lucha anticorrupción es directa, concomitante, presente y permanente; dinámica e impredecible. Trabaja sobre la conciencia misma de los individuos; en gran medida, determina, su asistencia o desinterés sobre el funcionamiento y uso de lo “público”.

Su incidencia en el sistema global de justicia. Entre la realidad y la percepción

Paraguay está luchando para hacer comprender que el cuarto poder es muy importante en la lucha anticorrupción y la doctrina curacionista tiene ese fin justamente.

La justicia no se concretiza solo en el poder judicial, sino que se traslada a los dos restantes poderes y a todas las instituciones públicas o privadas, que administren las ansias de equidad de las personas, tanto, en el ámbito de su patrimonio, de sus ideales y convicciones; de su dignidad misma como personas. Las decisiones de los tres poderes y de las instituciones descentralizadas, de las diversas organizaciones de utilidad pública, son decisiones de poder y de justicia, que deben adquirir claridad y virtud a través de un cedazo diligente, objetivo y preciso, que puede estar representado por la expresión del cuarto poder. No para esperar su crítica, sino para que de su análisis se sirva el resto del pueblo y así pueda mejorar la conciencia misma de los ciudadanos, ya que de ellos depende la patria, la soberanía y nuestro futuro como nación independiente.-

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